jueves, 18 abril, 2024

Testimonio inédito revela detalles de la represión en Misiones en los años 70

Un militante justicialista denunció en 1984 los lugares de detención y los crímenes que se ejecutaron en la provincia por parte de las Fuerzas Armadas. Al momento de su declaración, estaba detenido en la Unidad N° 5 de Mercedes, provincia de Buenos Aires. El expediente fue obtenido por profesionales misioneros que colaboraron con la Conadep

Toda  la  represión era digitada por el distrito militar Misiones con sede en Leandro N. Alem y San Martín (…) Los desaparecidos eran enterrados en el cementerio de San Isidro, situada entre los límites de Misiones y Corrientes, en las márgenes del arroyo Itaembé Miní, y en zonas aledañas se pueden encontrar cadáveres. A este cementerio se llega por ruta 217”. A 46 años del inicio del terrorismo de Estado, un testimonio revela en detalle la logística de la represión ejecutada en la provincia.

Si bien pasaron más de cuatro décadas del golpe cívico-militar en Argentina, el nombre real del denunciante será suplido por uno ficticio. En todo lo aquí descrito, el protagonista se llamará José, un militante justicialista que al momento de la denuncia estaba detenido en la Unidad N° 5 de Mercedes, provincia de Buenos Aires, procesado en ese Juzgado en la causa 900/74, en tanto, por la información vertida estuvo en Misiones en los años de plomo.

La declaración ante la Justicia Penal tiene fecha del 16 de enero de 1984, ante el Juzgado de Primera Instancia en Posadas. El expediente en cuestión fue obtenido por profesionales misioneros que colaboraron con el trabajo de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), cuya entidad fue creada por el presidente, Raúl Alfonsín, el 15 de diciembre de 1983 con el objetivo de investigar las violaciones de la época del Proceso.

Se trata de un documento inédito que no había tomado estado público hasta el momento. Sólo unas pocas personas de Posadas lo tienen en sus manos. Según las mismas fuentes que sirvieron a la Conadep desde el Misiones, el testimonio de José fue desestimado por la Justicia porque el testimoniante estaba detenido. “Soy un hombre de antecedentes, estoy detenido y no busco ningún tipo de prebendas legales o políticas a pesar de ser en esta Unidad N° 5 uno de los voceros autorizados de la Organización Defensora de los Derechos Humanos”, se presenta en el texto.

“Tenelo, guardalo, cuidalo para que no se pierda”. Es la frase de la persona responsable en hacer una copia y dejarla en resguardo de otra, y así finalmente ser inmortalizado en las páginas deun ,medio provincial. Desde hoy, con la fuerza de la tinta impresa, se convierte en archivo, en patrimonio, en memoria.

El relato todavía duele, pese al paso del tiempo. Los detalles tan concretos pueden  trasladar a cualquier persona a esa celda o al sótano, y la piel se eriza. Sorprende la saña de los torturadores, y resulta inimaginable el espíritu de sus víctimas.

Fuerzas actuantes

Según la denuncia de José, el Comando de Operaciones para la Mesopotamia tenía competencia en las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones. En Misiones las fuerzas actuantes eran Ejército Argentino, Fuerza Aérea Argentina, Policía Federal Argentina y Policía de la Provincia. A lo largo de su declaración da detalles, demasiados, de la logística de la tortura en Batallón Doce Coronel Zelaya, Liceo Naval Almirante Storni y Gendarmería Argentina, en Posadas, como también en los escuadrones de Apóstoles, San Ignacio, Puerto Rico y Puerto Iguazú.

Lo minucioso del testimonio no invalida su figura como sobreviviente de lo acontecido entre 1976 y 1983, sin embargo despierta una duda en los profesionales que accedieron al documento tiempo atrás: ¿José fue también un informante de los militares?

“Alojado en la Unidad N° 5 de Mercedes, provincia de Buenos Aires, sin revocar poder concedido, me presento muy respetuosamente y digo (…) señor juez voy a denunciar ante Usted al organismo de la represión de la provincia de Misiones, dando a usted todos los datos por mi conocidos, reservándome el derecho de ampliar ante V.S. las dudas o detalles que pueda olvidar u omitir en este escrito. Para una mayor compresión trataré cada uno de los temas por separado a pesar de que las órdenes emanadas del Comando de Operaciones para la Mesopotamia con antiguo asiento en Paraná – Entre Ríos, utilizaban indistintamente cada uno de estos grupos de tareas”, comienza diciendo en su declaración, de 1984.

“Batallón 12 Dragones Coronal Zelaya con asiento en avenida San Martín, entre Centenario y Leandro N. Alem”. describe en el documento, primero los lugares físicos o bien como él los distingue “fuerzas actuantes”.

“La entrada que se utilizaba en los procedimientos ilegales era por calle Tomás Guido. Por allí se entraban y sacaban detenidos. Existe dentro del regimiento, cancha de fútbol, rodeada por plantas de perales hídridos, allí se simulaban los fusilamientos. En el sótano del chalet del jefe del Regimiento, se iniciaba una sección de ablande de detenidos que posteriormente se trasladaban a Yabebiry. Estos operativos se realizaban en Ford Falcon, verde militar, sin placas identificatorias, y en Peugeot 504, color celeste, también sin placas identificatorias, ambos tipos de vehículos los componía una dotación de cuatro hombres equipados con radio Motorola, armamento de pistolas de 9 mm y 11.25 mm, Fusil Ametralladora Liviana (FAL), Itaka”, denuncia.

“Batallón blindado de Caballería. Este batallón tenía la particularidad de ser llamado los ‘Boinas Negras’ debido a que normalmente sus efectivos utilizaban una boina negra con un pequeño tanque en metal dorado. Su entrada oficial era por la avenida Centenario pero los detenidos en operativos eran ingresados por un callejón de tierra ubicado entre Centenario y Leandro N. Alem (…) Se entraba a los detenidos por el callejón hasta una barrera ubicada entre el Casino de Oficiales y una cuadra de alojamiento de soldados, donde normalmente se lavaban los vehículos del regimiento. A la derecha de la cuadra de soldados y el fondo, detrás de la iglesia, están los talleres y por una fosa normal se accedía a los sótanos de los mencionados talleres. Estos sótanos fueron transformados en celdas con camastros de hierros, allí se torturaba y se alojaban a los detenidos transitoriamente, para después ser trasladados a Yabebiry”, declara desde su lugar de detención.

Torturadores

“Nombre de guerra ‘Lilo’, verdadero Mario, se encargaba de localizar lugares de reunión de supuestas células subversivas e infiltrarse en colegios y sociedades. Debido a sus brutales manejos el director del Liceo Storni en 1982 opina que ‘es muy imberbe y le falta mar, por ello se excedía en sus funciones’. Es enviado a principios del 82 a Buenos Aires y es embarcado para la Guerra de Malvinas, regresando una vez terminado el conflicto armado a Misiones”, menciona en su exposición que llegó al Juzgado de Turno en Posadas, pero que se desconoce qué sucedió después.

“Nombre de guerra ‘El Perro’ domiciliado en calle Colón esquina Tucumán. Su función específica era discriminar quien desaparecía y quien no. También formaba los distintos grupos de tareas”, agrega.

“Una personalidad, de profesión enfermero, domiciliado en barrio Villa Urquiza de Posadas propuso un método efectivo para la desaparición de personas aplicando pentotal sódico, adrenalina. Su método era abrir el vientre y los muslos de las víctimas colocándoles ‘un peso’. Efectuado esto, se arrojaban los cadáveres en las desembocaduras del arroyo Mártires y el río Paraná. En premio a su valiosa colaboración, entró a formar parte legalmente del personal civil del Storni”, relata.

En cuanto al personal actuante del Liceo Storni, José hace una observación específica: “Este cuerpo se caracterizó en la poca colaboración de la violación sistemática de personas, pero así y todo en el epicentro de la represión, actuaron de forma discriminada, secreta y violatoria de los derechos humanos. Utilizaban como base operacional el viejo aeropuerto de Posadas, más exactamente en la primera construcción que se realizó para el Hotel Casino de Posadas en terrenos pertenecientes a la Fuerza Aérea Argentina. Este edificio (Hotel Casino) quedó a medio construir y se desmoronó en parte y sus cimientos originales se hundieron, pero los lugares para depósito quedaron intactos y en los años 1976 y 1977 se creó allí un Centro Clandestino de Detención. En los subsuelos se edificaron celdas con letrinas y lavatorios, etcétera; allí se torturaba y se distribuía a la gente a otro centro clandestino o legal. Para esto último se contaba con la colaboración del Servicio Penitenciario Federal Agrupación U-17 Candelaria ”.

De acuerdo al relato de José, Gendarmería Nacional (GN) creó un puesto móvil o Comando Móvil por ruta 12, camino a Corrientes. Allí por las noches se reunían vehículos Ford Falcón color verde y personal vestido de civil armado. De allí partían a operar a Posadas, Candelaria, San José, Azara, Apóstoles, Santa Ana, Leandro N. Alem, Oberá, San Javier, Loreto, San Ignacio.

“(…) Llegando a Iguazú, sede del escuadrón de Gendarmería Nacional, de triste accionar pues allí los detenidos desaparecían ya cadáveres en el paraje Tres Fronteras. Este escuadrón requería para sus fines operacionales los helicópteros del escuadrón de San Ignacio. Por la noche sobrevolaban la selva virgen del estado de Paraná, Brasil, cometiendo la aberración de arrojar los cadáveres detenidos”, detalla al tiempo que enumera por orden de importancia los lugares de tortura de GN: los escuadrones de San Ignacio, Puerto Rico y Puerto Iguazú.

En su testimonio el militante justicialista se presenta como un testigo y ciudadano argentino indignado por los terribles crímenes del golpe de Estado. Añade un apéndice con los lugares que oficiaron de Centros Clandestinos de Detención (CCD) además de nombres de oficiales y suboficiales de las diferentes fuerzas como personajes renombrados de la sociedad civil.

“Señor juez, por todo lo expuesto, solicito: se me dé por presentado como denunciante de los hechos que aquí relato; se me dé amparo de vida puesto que aletargados los Grupos de Tareas aún existen; se me cite a su despacho para aclarar, ampliar, dilucidar o reafirmar cualquier punto de esta denuncia. Proveer a lo solicitado es Justicia”. Firma: José, Unidad N°5, Mercedes, provincia de Buenos Aires. 

(Fuente: El Territorio)