jueves, 28 marzo, 2024

“Para mí era la niñera soñada, pero violó a mi nene desde los 3 añitos”

El pequeño tiene 8 años y arrastra un grave problema de visión, pero también padece las secuelas y lo asaltan los fantasmas del presunto abuso sexual padecido a manos de su propia niñera, quien lo tuvo a cargo desde los 3 hasta los 6 años.

La trama de horror salió a la luz a mediados del año pasado, cuando el nene comenzó a evidenciar serios indicios de abuso y se animó a contar lo que le hacía la “tía Margarita”, como le decía a la mujer que estaba a su cargo.

Tras el impacto inicial, devastador para los padres, la denuncia fue radicada en julio del año pasado ante la Comisaría de la Mujer de Oberá, expediente que recayó en el Juzgado de Instrucción Uno.

Transcurridos siete meses de la denuncia, hasta el momento la sospechosa -identificada como Margarita (60)- ni siquiera fue citada por el juzgado interviniente ni se concretó la Cámara Gesell, considerada como un elemento de prueba clave en delitos contra la integridad sexual de menores de edad.

“La causa está en foja cero. Lo único que hicieron fue citarme para la ampliación de denuncia y nada más. A mi hijo le robaron la inocencia, le arruinaron la vida a él y a la familia, pero parece que a la justicia no le importa. Estamos desolados”, lamentó la madre del pequeño.

En diálogo con un medio próvincial, la mujer reconoció que “para mí era la niñera soñada, pero violó a mi nene desde los 3 añitos. Nunca imaginé que podría hacer algo así porque es una mujer mayor, es madre y abuela. Pero mi hijo siempre cuenta los mismos detalles de las cosas que le hacía, dónde y cómo. Hoy estamos tratando las secuelas que tiene, además de su problema de visión que podría estar relacionado al abuso”.

Primeros indicios

La sospechosa comenzó a la trabajar como niñera cuando el pequeño tenía 3 años, hasta entonces el único hijo de la pareja. La citada es del mismo barrio y madre de una colega de la denunciante, por lo que gozaba de la mayor confianza. 

“Yo estaba feliz con ella, nos íbamos de viaje y le dejábamos la casa. Le teníamos toda la confianza del mundo”, graficó.

Pero al poco tiempo el menor comenzó a evidenciar ciertos síntomas que luego cobraron relevancia, como estar muy apegado a la madre, le costaba conciliar el sueño y golpeaba sus juguetes.

Ya con 4 años empezó a tartamudear y estaba siempre nervioso. Además padecía un constante estreñimiento, contó la progenitora.

Al respecto, indicó que “primero pensamos que se ponía nervioso era porque tartamudeaba y le costaba comunicarse. Le hicimos estudios médicos y todos salieron bien”.

Al año siguiente comenzó con problemas oculares, por lo que recurrieron a un especialista de Posadas y luego lo derivaron con un alergista.

“Cuando empezó primer grado se cerró más. Nunca me contaba nada de la escuela. En paralelo empezó la rehabilitación por el problema ocular y pedí licencia en mi trabajo, por lo que la señora que trabajaba en casa dejó de ir. Hasta ahí no sospechaba nada. Incluso lloré cuando se fue porque le tenía mucho aprecio”, subrayó.

Al compartir más tiempo con el pequeño se hizo evidente que algo pasaba, ya que empezó a notar actitudes que antes no veía.

“Me quería besar en la boca, quería tocar mis partes íntimas y mordía cosas. Me sorprendió y le decía que eso no se hace. Busqué información, empecé a leer y supe que eran síntomas de abuso sexual. Fue terrible”, reflexionó.

El peor temor

En paralelo, el niño evidenciaba problemas de conducta en la escuela, se lo notaba enojado y tenía pesadillas.

Fue entonces que intervino un profesor del Centro de Rehabilitación del Ciego Santa Rosa de Lima, de Posadas, quien recomendó que consulten con un especialista porque notaba síntomas de abuso sexual en el pequeño.

Pero un hecho clave se registró en junio del año pasado, cuando el nene trató de tocar las partes íntimas de una vecina que lo estaba cuidando.

La mujer le llamó la atención y le dijo que eso no se hace, ante lo cual el chiquito le dijo: “Pero cómo, si la tía Margarita me hacía eso. Ella me encerraba en el baño y me sacaba sangre con una jeringa”, artilugio que habría utilizado la sospechosa para someter a su víctima.

Ante tremenda descripción, la mujer le comentó a la progenitora, quien sintió que se derrumbaba el mundo, como graficó con lágrimas en los ojos.

“Me dijo: ‘Margarita me ponía aceite y champú en la cola’. Después me preguntó si quería que me muestre y me llevó al baño, se agachó y quedó con la cabeza en el bidet. Después me dijo que le quería contar al papá. Contó que fueron muchísimas veces, cuando tenía 3, 4 y 5 años, dijo”, detalló, entre otras cuestiones que se preservan.

Al otro día de contar su calvario el nene tuvo colitis y se normalizó su tránsito intestinal. “Nunca más estuvo estreñido. Fue como que se liberó de un peso”, opinó la madre.

En tanto, lamentó la “lentitud judicial, como que subestiman el dolor de mi hijo y de toda la familia. O no sé si habrá otros intereses, porque hasta ahora la justicia nos dio la espalda. Pero vamos a seguir reclamando. Y a todos los padres les digo que estén atentos a los indicios de abuso, porque no se puede confiar en nadie, lamentablemente”, remarcó.


Diagnóstico y dudas

Además del reclamo por justicia, los padres también afrontan el problema visual que afecta al pequeño, quien en el Hospital Garrahan de Buenos Aires fue diagnosticado con distrofia de conos y bastones, una enfermedad hereditaria que afecta al ojo y provoca pérdida de visión. 

En tal sentido, vienen realizando los trámites ante el IPS para la realización de estudios genéticos para confirmar o descartar el cuadro.

“Queremos saber si su problema de visión es realmente genético o a consecuencia de los abusos”, indicó la madre. Al respecto, mencionó que “cuando nos contó sobre los abusos, se le hincharon mucho los párpados y después se le pasó, lo que nos llamó mucho la atención”.

Asimismo, lamentó la “falta de compromiso y profesionalismo de muchos profesionales para atender a una criatura con baja visión y que fue abusado. No hay compromiso, salvo escasas excepciones, como los profesionales del Santa Rosa de Lima”.

Con relación a la causa judicial, contó que en primera instancia contrató a un abogado para el seguimiento del expediente, aunque se avanzó poco y nada, por lo que recientemente acudió a los servicios de otra profesional.

(Fuente: El Territorio)

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