El material contempla situaciones diferentes, dependiendo quién sea el agresor, y estipula en cada caso qué debe hacerse antes, durante y después. Desde la Subsecretaría de Educación anticiparon que también ofrecerán capacitaciones en las escuelas sobre esta problemática.
El director de Políticas y Prácticas contra la Discriminación, Darío Arias, del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI); el delegado provincial del INADI, Jorge Ríos; el ministro de Educación, Miguel Sedoff, y la subsecretaria de Educación, Cielo Linares, presentaron este martes el material educativo con el que se trabajarán junto a las escuelas para prevenir la violencia escolar en todas sus formas (maltrato, acoso o discriminación) y cómo se debe actuar en caso que ocurra.
“Según los relevamientos del INADI, el ámbito educativo es donde más casos de discriminación y violencia ocurren en el país, seguido del laboral”, precisaron el referente nacional del INADI y el delegado provincial.
Según precisó Ríos, en Misiones las denuncias más frecuentes que están recibiendo en la actualidad se deben a la no inscripción o rechazo de los establecimientos educativos a alumnos con alguna discapacidad. En promedio, según detalló a un medio provincial, reciben tres denuncias mensuales. “Las principales causas de discriminación en Misiones son el color de piel y la pobreza”, indicó.
Situaciones de violencia
El material elaborado en un trabajo coordinado con los Ministerios de Derechos Humanos y de Prevención de Adicciones aborda cinco grandes escenarios: cuando la violencia la ejerce un docente hacia un estudiante o a la inversa, cuando las situaciones de violencia se dan entre adultos (familias, docentes y no docentes), cuando la violencia contra el niño la ejerce un adulto, cuando se ejerce entre alumnos y cuando se ejerce en el ámbito digital.
En todos estos escenarios, es obligatoria la intervención de las personas que prestan servicios laborales en la escuela, sean estas del ámbito público o privado.
Entre estudiantes
La primera regla es no minimizar la situación problemática, indagar sobre el proceso que derivó en la situación de violencia, reflexionar con el grupo sobre causas y posibles soluciones.
Frente a una agresión física es importante separar a los intervinientes y conversar por separado acerca de lo sucedido. Además, si están heridos, llamar al servicio de emergencia y a los tutores del alumno.
Después de la situación de violencia hay que involucrar al grupo y convocar a sus familias; generar espacios de diálogo entre pares; generar acuerdos y compromisos para la convivencia posterior; comunicar las sanciones para establecer límites para que no se dé lugar a la sensación de impunidad, siempre reparar el daño si lo hubiera, y realizar un registro escrito de la situación, detallando las intervenciones realizadas y los acuerdos convenidos.
Adulto contra un niño o adolescente
Cuando la violencia o abuso es contra un niño y es ejercida por un adulto lo primero que debe hacerse es buscar cooperación dentro de la escuela para trabajar en equipo, buscar la colaboración de otras instituciones o profesionales especializados, recordar que no es facultad del docente determinar o no la existencia del maltrato o abuso. Se debe tener mucho cuidado para no estigmatizar al alumno ni a sus familiares. Además, se debe considerar y aceptar si el niño no quiere involucrar a la familia en las medidas de protección.
Es responsabilidad del docente asumir un rol activo de protección de los derechos de los niños y legalmente están obligados a intervenir; pero no es su función verificar la existencia de signos de daño en el cuerpo del alumno. Hay que respetar el derecho del estudiante de elegir a quién desea contar su problema. Los casos de violencia (o presunta) se deben tramitar como una denuncia, nunca como exposición policial.
Entre adultos
Ante una agresión entre docentes, no docentes y familias se debe tratar de contener la situación y, de no poder, solicitar ayuda a colegas u otras personas de la institución.
En caso de presentarse una persona muy exaltada exigiendo una entrevista con un docente o directivo, se debe evitar que se encuentre con la persona que busca, se recomienda que sea una persona ajena a la situación quien atienda a la persona exaltada, tratar de mantener la escena lejos de la presencia del alumnado, proponer una entrevista con una autoridad escolar para otro momento asegurando que a través del diálogo se puede llegar a la solución del conflicto.
Si pese a todas estas acciones, la persona no logra calmarse comunicarse con las autoridades educativas de cada jurisdicción.
Frente a una agresión, se debe contener a la persona agredida: asistencia médica, apoyo de los equipos de orientación, registrar lo sucedido en un acta, comunicar a la vía jerárquica. Los docentes pueden actuar libremente e iniciar medidas legales correspondientes.
Del docente contra un niño
Cuando la violencia es ejercida por un docente, lo primero que se debe hacer es contener a quien sufrió la agresión y garantizar la atención médica si fuera necesaria. Hay que conversar sobre lo ocurrido a nivel grupal e institucional, evaluar los pasos a dar junto con los equipos de orientación.
En todos los casos, es importante la comunicación a la familia de los alumnos y el registro por escrito de lo sucedido y quienes fueron testigos. Se aconseja además convocar al Consejo Escolar de Convivencia y analizar las sanciones educativas que correspondan.
En el ámbito digital
La violencia ejercida en el ámbito digital abarca una enorme cantidad de acciones que pueden ir desde crear perfiles falsos, subir imágenes que pueden generar vergüenza, manipular fotografías, participar en un chat con identidades ajenas, enviar correos de cuentas ajenas, sustraer archivos, leer mensajes e impedir accesos, usurpar claves de correos electrónicos, viralización de mensajes o audios digitales.
La escuela debe siempre dejar claro el mensaje que es de su interés lo que ocurre en los entornos digitales. Para ello, debe recopilar la información que esté circulando y generar ámbitos de confianza, no dudar en abordar el tema como si fuera una violencia presencial y de ser necesario, denunciar a las personas que molestan, ofenden o discriminan.
Ante un contenido discriminatorio, se recomienda realizar la denuncia en la misma plataforma donde esté alojado y , en caso de no ser dado de baja, requerirlo por medio de la Justicia o ante dependencias de cibercrimen.
Sensación de impunidad
El delegado del INADI en Misiones, Jorge Ríos, destacó que la primera acción ante una situación de violencia es atender a la víctima vulnerada en sus derechos. Consultado sobre la “sensación de impunidad” que prevalece en este tipo de hechos cuando los agresores y víctimas son alumnos, Ríos indicó que esto es así porque aún es muy fuerte el paradigma del punitivismo, en el que se piensa que solo con sanciones y castigos podemos resolver fenómenos sociales que son más profundos y más amplios, como estos que tienen que ver con las violencias, los abusos de todo tipo, la discriminación”.
Señaló además como un tema a reflexionar que las motivaciones de los hechos de violencia entre niños suelen ser las mismas que se dan entre adultos.